¿Qué es la Fitocosmética?
Los fitocosméticos son productos cosméticos elaborados a partir de sustancias vegetales.
Para entender qué es y en que consiste la Fitocosmética hay que empezar por conocer la etimología de esta palabra. “Fitos” significa planta y “kosmein” que significa decorar.
Los productos fitocosméticos no sólo se emplean para “adornarnos”, sino también para solucionar alteraciones específicas de la piel.
La Fitocosmética utiliza principios activos extraídos de fitocomplejos para elaborar dichos productos cosméticos.
*Fitocomplejo: conjunto de principios activos contenidos en una planta, que demuestran su eficacia en su totalidad y no de manera individual.
Los principios activos son compuestos que contienen cualidades curativas y/o cosméticas presentes en una sustancia. Esto quiere decir que el principio activo de un fármaco o de un cosmético es aquel que permite prevenir, tratar o curar una enfermedad u otro tipo de trastorno de salud.
La medicina y la cosmética natural están basadas en los principios activos. No necesariamente tienen que ser provenientes de un ser vivo, sino que podemos extraerlos de elementos como, por ejemplo, la sal marina.
Industrialmente se lleva este compuesto (principio activo) a un solvente para formar soluciones que el organismo pueda asimilar con facilidad.
Hoy en día hay mucha costumbre de usar cualquier producto que nos prometa aportarnos beneficios estéticos sin importar el origen.
En el mercado encontramos productos que contienen entre sus ingredientes muchas sustancias tóxicas que en vez de mejorar van empeorando el estado de la piel, ya sea a causa de reacciones alérgicas como por la penetración constante de estas sustancias nocivas en nuestro organismo.
Hay mucho desconocimiento sobre la cosmética natural. Generalmente se llega a pensar que un cosmético o medicamento natural no puede alcanzar el “potente efecto” de uno artificial.
La verdad es que la fitocosmética PUEDE aportar los mismos o mejores resultados.
Hay una serie de plantas que son especialmente interesantes en medicina estética.
Teniendo en cuenta las acciones de mayor interés, podemos distinguir los siguientes grupos en la Fitocosmética:
• Astringentes:
Ejercen esta acción las plantas ricas en taninos y otros tipos de compuestos como ácidos orgánicos, flavonoides, antocianinas, etc. Sus acciones a nivel de la piel en uso externo son: disminución de las secreciones sebáceas, cierran los poros, reafirman la piel, vasoconstrictoras, descongestivas y antiinflamatorias. Sobre todo se emplean en el tratamiento de pieles grasas: Hamamelis, Nogal, Ortiga blanca, Escaramujo, Rosa roja, Zarzamora.
• Emolientes y suavizantes:
Esta acción la posee los mucílagos, pectinas y almidón. Son capaces de retener agua manteniendo una adecuada hidratación y formando una barrera protectora sobre
la piel, por lo que ejercen una acción beneficiosa en las pieles secas, prurito, etc.: Lino, Malvavisco, Llantén, Borraja, Saúco, Gordolobo, Violeta, Pensamiento.
• Antisépticos:
Esta acción se debe a que contienen esencias y otras sustancias químicas, como naftoquinonas, lactonas,
etc.: Bardana, Caléndula, Hipérico, Hisopo, Ajedrea, Anís estrellado, Nogal, Lavanda, Menta, Albahaca, Orégano, Romero, Salvia, Serpol, Tomillo, Propóleos.
• Antifúngicos (contra los hongos):
Enula, Propóleos, Nogal, Oré
gano, Tomillo, Ajedrea, Ajo, Neem.
• Cicatrizantes:
La cicatrización se favorece con el empleo de plantas con acción astringente (plantas con taninos), antiséptica (plantas con esencia) y antiinflamatoria (plantas con taninos, mucílago, azuleno) o bien con aquellas que contienen sustancias como la alantoína o el asiaticósido y que favorecen la regeneración epitelial: Centella asiática, Milenrama, Manzanilla romana, Caléndula, Cola de caballo, Manzanilla común, Con suelda, Agrimonia, Zanahoria.
• Para combatir el sudor:
Roble, Ciprés, Salvia.
• Calmantes:
Algunas plantas, tales como tila o melisa, se emplean también en uso externo por sus propiedades sedantes.
• Materias grasas:
Ciertos aceites ricos en glicéridos, vitamina E, ácidos grasos esenciales, lecitinas, etc., tienen interés porque ejercen una acción suavizante, protectora e incluso nutritiva sobre la piel. Entre los de mayor empleo figuran los siguientes: Aceite de almendra, olivo, maíz, lino, borraja,
germen de trigo.
Entonces, ¿Por qué usar cosmética natural si puedo conseguir los mismos resultados con un producto artificial?
Porque además de conseguir grandes resultados, lo harás de manera segura y saludable.
De eso se trata, de mejorarnos por fuera sin estropear “lo de dentro”.